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La mirada del asombro,  María José Garrido,  Mindfulness,  Perspectivas...

«Viendo las cosas en perspectiva»…

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Tras detenerme unas semanas, de vuelta por aquí, empezando ahora… Todo comienza en este instante, aunque lo olvide. Desde la pantalla, alzo la mirada a la ventana, llueve… Todo es cambio, movimiento…

Hoy recordé un bello vídeo de Carl Sagan que nos muestra qué pequeños somos desde la perspectiva de observar la tierra como un «pálido punto azul» en medio del universo. Desde esa perspectiva, tal vez qué insignificantes son muchas de las cosas que nos parecen “tan importantes” en este momento, de los anhelos por lograr, o quizás por «ser» más adelante, de la preocupación por lo que ya pasó, por lo que ocurrirá mañana, sin detenernos, tal vez, simplemente, a apreciar este momento, sentir, ser ahora, atender a este momento, agradecer la vida ahora…  Desde esa pequeñez que representamos en la imagen del vídeo que dejo aquí, y que, que al mismo tiempo nos recuerda el misterio, la belleza y la inmensidad que somos en este instante… Y como dice Carl Sagan en el vídeo que os dejo a continuación y que quizás os podrías detener a ver ahora:

“Quizás no exista mayor demostración de la vanidad humana que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos con más amabilidad los unos a los otros. Y preservar y valorar el pálido punto azul”…

Cómo llegar a un auténtico encuentro con los demás, y ni siquiera con nosotros mismos, desde una perspectiva personal, autocentrada, basada exclusivamente en conceptos, en ideas fijas, en la autoimagen, en vemos a través de un filtro de pensamientos, juicios, conceptos, unas «gafas» que no nos permiten ver claramente, ni a nosotros, ni a los demás, ni al mundo que nos rodea… La práctica de la atención plena,  volver a los sentidos, volver a lo real,  nos permite tomar perspectiva, en lugar de identificarnos con todo ello, estar atent@s, observar, cultivar la ecuanimidad con las circunstancias de la vida, cultivar la gratitud, cultivar la conexión, ser más conscientes de la interrelación de todo con todo…

El título de esta entrada «Viendo las cosas en perspectiva» corresponde a la parte final de  la “La práctica de la atención plena” de Jon Kabat-Zinn, el introductor de la práctica de mindfulness en programas de salud y bienestar en occidente. De entre todos sus libros, de elegir uno, me quedaría con éste, y de elegir un texto sería éste en este momento, con unas preguntas universales a las que quizás poco más hay que añadir:

“Imaginen un espacio inconcebiblemente grande, un espacio sin origen, sin final y sin centro. Imagine que ese espacio está vacío, y no obstante, lleno de focos discretos de materia, de galaxias compuestas por un número inimaginable de estrellas, de galaxias apiñadas y ubicadas a distancias y tiempos inconcebibles en lo que parecen burbujas, membranas apenas esbozadas en la vacuidad, que se alejan unas de otras a una velocidad extraordinaria […]

Imaginen a la Tierra azarosamente ubicada en esa inconcebible inmensidad de espacio y en esa inimaginable atemporalidad a la distancia justa de una estrella relativamente joven y relativamente próxima de una de esas galaxias, ni demasiado caliente ni demasiado fría para que en ella puedan aparecer formas complejas de vida […]

Maravíllense, por un momento, del florecimiento de la vida en esa esfera verde, azul, blanca y marrón colgada del vacío, en la inmensidad y en la oscuridad del espacio. Asómbrense, por unos instantes, del hecho de que, en algún lugar cercano a la costa de un enorme continente de roca torturada flotando sobre un lecho semilíquido que se asienta sobre un núcleo de hierro fundido, puedan registrase por escrito estas frases gracias a una máquina que recibe la presión de los dedos. Y maravíllense también de que los ojos puedan contemplar el despliegue de las palabras en una pantalla creada por el ser humano, palabras que dan forma a las corrientes de energía organizada a la que llamamos pensamientos y sentimientos que emergen mágicamente en una mente, que en sí misma, no tiene la menor idea de cómo ocurre todo y que todo depende, en cierto modo, de un órgano de kilo y pico encerrado dentro de un cráneo, que según nuestro limitado criterio, parece haberse originado en África hace mucho, mucho tiempo.

Y nosotros estamos preocupados por las facturas, por lo lejos que llegarán nuestros hijos, por si serán o no felices, por si los demás nos quieren o nos aceptan, por si conseguiremos el éxito que deseamos, por si lograremos el amor y la aceptación que tanto anhelamos o por si la presión de las cosas que todavía nos quedan por hacer nos dejará suficiente tiempo libre. Nos preocupamos (dándole, como el perro que roe un huso, vueltas y más vueltas) por la economía, por nuestro cuerpo y por nuestra mente, por el pasado y por el futuro.  Nos preocupamos por la enfermedad, por el envejecimiento, por la pérdida de vista, por la pérdida de audición y por la capacidad de sentir el suelo que nos sostiene. Nos preocupamos por no tener tiempo, por necesitar más tiempo, por tener demasiado tiempo, por dejar que las cosas sean diferentes, mejores y más satisfactorias y, más pronto o más tarde, acabamos preocupándonos también por la muerte.

También nos preocupamos por la crueldad y el sinsentido aparente del mundo en el que vivimos y en el que son muchas las personas que viven sumidas en la miseria, despojados de voz hasta que, mágicamente, la encuentran por sí solos. Nos preocupamos por un mundo contaminando, con mucha frecuencia, por la violencia y la desconfianza de los demás, de nosotros mismos y del mundo natural, al que seguimos explotando como un subproducto del impulso natural a construir cosas y a venderlas, movidos por la ambición de acaparar el mercado, conseguir beneficios, labrarnos un porvenir, ganar a nuestros competidores, tener más dinero y más cosas y alcanzar supuestamente, gracias a todo ello, la felicidad.

¿No les parece que hemos perdido la perspectiva ¿No creen que nos hemos olvidado de ver y experimentar la totalidad de nuestra condición como individuos y como especie? ¿No estamos ignorando acaso nuestra pequeñez, nuestra insignificancia, nuestra absoluta provisionalidad y tratando quizás de compensar inconscientemente esa pérdida controlando y dominando la naturaleza en lugar de recordar que todos hemos nacido en ella y que, en consecuencia, dependemos inconsútilmente de ella? ¿No les parece en suma que, antes de pasar a la acción –antes de que se nos acabe el tiempo de que disponemos-, valdría la pena que nos conociéramos a nosotros mismos y que conociéramos también nuestra auténtica naturaleza?”

[…]

Desde la perspectiva que nos proporciona el universo, desde el punto de vista del espacio y de un tiempo infinitos, lo que sucede en este pequeño planeta carece de importancia. Pero para nosotros, para quienes estamos aquí –aunque sólo sea brevemente-, la tiene toda, porque lo que hagamos y aprendamos aquí se transmitirá a las futuras generaciones. ¿No les parece que ha llegado ya el momento, mientras todavía tenemos la oportunidad, de abrazar el espectro completo de nuestras capacidades, el momento de explorar y desarrollar nuestra plenitud como seres humanos?

[…]

Quizás haya llegado ya el momento –mientras estamos a tiempo- de hacer gala del nombre que, como especie, nos hemos atribuido, de recuperar nuestra sensibilidad y de restablecer el contacto con nuestros sentidos. Son tantas las cosas que se hallan en juego que si desaprovechamos esta oportunidad el tiempo de que disponemos será más corto de lo que pensamos. Lo que está en peligro, en última instancia, es nuestro corazón, nuestra humanidad, nuestra especie y nuestro mundo. Y para afrontar esa tarea, disponemos del espectro completo de lo que somos. Y para ello no hace falta nada especial, basta, simplemente, con empezar a prestar atención y despertar a las cosas tal como son. Todo lo demás nos vendrá dado por añadidura”.

Fuente: Kabat-Zinn, J. (2007). La práctica de la atención plena. Kairós, Barcelona


Y en esta pequeña vuelta mirando con perspectiva, por si tenéis tiempo, por su interés, os dejo las dos partes de un vídeo sobre el «Efecto Perspectiva» que se ha documentado en personas que han observado la tierra desde el espacio, y que llegan a conclusiones similares: al asombro al contemplar el planeta desde esa perspectiva, la conexión, la interdependencia, la propia responsabilidad, la necesidad de comprensión y cooperación. Wikipedia Efecto Perspectiva

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